Mañana de luz tibia y calor tímido.
Otoño: decreptud que adelanta y prepara un nuevo início.
Aquellos caquis dulces anaranjados, cogidos por tus manos directamente del árbol, me trajeron en la boca el gusto del paraíso.
Poco a poco los nidos de las golondrinas se deshacen, seguiendo la lógica de la vida.
Las hojas caen, sin resistencia al viento y a la gravedad atraente, con la consciencia tranquila, pues saben que su papel ha sido cumplido.
Ensinan silenciosa y humildemente algo de lo que los Hombres olvidaron.
Yo, dejo el outoño, como los pajaros, voy en tu dirección, para el calor de tu afecto.
Um comentário:
Ju concordo completamente com ou que ou Daniel disse vc é muito maior do que aparenta ser . Nunca deixe de crescer! Ass:Cleia
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